Callos: Todo lo que necesitas saber

Los callos son uno de los problemas más comunes de los pies. Normalmente no prestamos mucha atención a nuestros pies y los descuidamos, ignorando los problemas que puede acarrear, hasta que son tan graves que nos impiden seguir con nuestra vida diaria.

Algunas personas son más propensas a tener callos que otras, pueden tener alguna anomalía en los pies (pies planos o marcha anormal), deformidades (juanetes, dedos de martillo), personas con la piel menos elástica y personas con trabajos que obligan a estar de pie y dañan sus pies (enfermeras, camareros, carteros, azafatas…). Las mujeres tienden a tener callos en mayor medida con respecto a los hombres por las diferencias existentes en la anatomía de los pies.

Es probable que tengas callos si:

• Notas que tienes pieles duras o ásperas en los pies.
• Esa piel dura o áspera es amarilla, cerosa o escamosa.
• Esa piel dura es sensible al tacto o te duele cuando llevas calzado.

La piel áspera y dura suele encontrarse en los dedos de los pies, pero también aparecen en la planta o en el talón. Los callos suelen aparecer de forma más común en la punta de los dedos de los pies, por debajo de la uña, entre los dedos o en los costados y en las articulaciones de los dedos.

Básicamente aparecen donde el calzado está en contacto con la piel. Es probable que tengas callos y no lo notes, los pequeños suelen pasar desapercibidos porque no se irritan.

Recomendado para tí

Callos

¿Cómo tratar y eliminar los callos?

Los callos son restos duros de piel muerta, generalmente pequeños y visibles. Normalmente, la zona de alrededor del callo se irrita o se inflama y se encuentran en las partes con más hueso y nudos de los pies, aunque también pueden aparecer en las manos o las rodillas, por irritación o roce.

Los nombres científicos comunes para los callos son clavus o heloma. Se distingue entre los callos “duros” (heloma durum) y los callos “blandos” (heloma molle), que suelen diferenciarse por la zona en la que aparecen. Los duros aparecen en zonas planas y secas de la piel, mientras que los blandos están entre los dedos de los pies, por la humedad del sudor o los malos hábitos de secado.

Sin embargo, en ambos tipos de callos, el centro es más grueso y firme que la piel circundante. Tienen forma de cono, con una parte superior ancha y una parte inferior puntiaguda. Cuando el cono hace presión con las capas subyacentes de la piel, se produce irritación, inflamación e incluso ulceración, lo que provoca incomodidad y dolor.

La capa externa de la piel está formada principalmente por unas células llamadas queratinocitos. Las células producen queratina, una sustancia que forma una estructura resistente que ayuda a proteger tu cuerpo contra factores ambientales, como el calor, la radiación UV o las infecciones.

Los callos son el resultado de una mayor producción de queratina, profesionalmente llamada hiperqueratosis, que es la forma en que tu cuerpo se protege de la fricción o presión.

Los callos aparecen cuando tu cuerpo se protege de ciertos factores externos, tales como el calzado molesto, la práctica de ejercicio al que no se está acostumbrado o permanecer de pie por periodos de tiempo largos. Una causa de la aparición de callos en los pies es el uso de zapatos apretados, muy sueltos, con costuras mal colocadas o con tacones demasiado altos. No se recomienda utilizar con frecuencia tacones altos, de aguja y botas con arco alto. Si llevas calcetines que no se ajustan bien a tu pie, no llevas calcetines o vas descalzo, también pueden aparecer callos en los pies.

A veces, aunque utilices calzado ajustado que se adapte bien a tu pie, al realizar ejercicios repetitivos como practicar deporte o simplemente andar y estar de pie, aparecen callos. Si te dedicas a profesiones que te obligan a estar de pie por largos periodos de tiempo, eres más susceptible a los callos.

La aparición de callos también se debe a factores externos, tales como la genética o el envejecimiento. Estos factores pueden ser las deformidades en los pies, los juanetes, los dedos de martillo o por anomalías en la forma de caminar. Con la edad la piel se vuelve más fina y pierde tejido graso, siendo más propensa a la aparición de callos.

Los callos no son un problema de salud grave, pero causan molestias o dolor debido a la irritación o inflamación por la presión sobre la piel. Se pueden tratar fácilmente aplicando apósitos especializados. Los apósitos de Compeed^® Callos ayudan alivian el dolor.

Estos tratamientos reducen la presión, aunque el callo tarda entre dos y cuatro semanas en desaparecer. Si el factor que provoca el callo no desaparece, este volverá. Para prevenir los callos o su recurrencia, evita la presión sobre las zonas susceptibles a su aparición y cuida tus pies.

Si notas que la zona comienza a irritarse o que el dolor es muy fuerte e intenso, te recomendamos que visites a tu médico o podólogo. Otro motivo para acudir es cuando tienes la piel poco sensible por causa de la mala circulación, problemas como la diabetes o si tienes los nervios dañados.

Visita a tu médico si no estás seguro de que lo que tienes sea un callo o si te preocupa que los callos vuelvan a aparecer. También puedes visitar a un podólogo para descartar posibles problemas en los pies como deformidades, anomalías en la estructura de los huesos, una mala alineación ósea o anomalías en la forma de caminar. Si se diera uno de estos casos, el uso de un relleno especial o un correctivo para el zapato te ayudará a prevenir la recurrencia de los callos en los pies. En casos extremos, podría llegar a ser necesaria una cirugía.

Si quieres más información sobre cómo tratar los callos, sigue leyendo aquí.