Las ampollas pueden ser muy dolorosas.


Lo principal en el tratamiento de las ampollas es impeder que se agrave la lesion, reducir la incomodidad, promover la curación y prevenir la infección.
Identifica la etapa en la que se encuentra la ampolla
Lo primero que tienes que hacer es identificar en qué etapa se encuentra tu ampolla. Mira de cerca la superficie de tu ampolla: ¿está intacta o ha sufrido algún daño?
Si la ampolla está desgarrada o sin piel que la cubra:
- Necesitarás aplicar un antiséptico para prevenir la infección.
- Sino tienes acceso a uno, enjuaga la ampolla con agua salada o con agua limpia, si posible.
- Cubre la ampolla con un apósito.
Los apósitos con gel hidrocoloide de Compeed®:
- Te proporcionarán una mayor protección, aliviando el dolor al instante en esta zona sensible.
- Crean un ambiente protector y húmedo que permitirá una curación más rápida de la ampolla.
- Estos apósitos están en contacto con la base de la ampolla expuesta para estimular la curación de fuera hacia adentro.
Además protegen y son impermeables.
¿Deberías drenar / reventar una ampolla?

Aunque era una práctica común, no es recomendable explotar una ampolla porque puede provocar una infección. Los apósitos sellan la herida para evitar el riesgo de una infección y aceleran el proceso de curación.
Si te preocupa que la ampolla pueda infectarse, te recomendamos que consultes con tu médico.
Los signos de infección que debes tener en cuenta son:
- Pus: líquido amarillento y más espeso que el normal
- Aumento del dolor, hinchazón, enrojecimiento y sensación de calor
- Rayas rojas que se extienden desde la ampolla (si te ocurre esto, acude a un médico).